4 de julio de 2011

Amor con amor se paga

Tras unos cuantos días ausentes, perdonadme, vengo con este post, otro de esos que llevaba tiempo queriendo escribir.
El título viene a las relaciones 2.0 que cualquiera de nosotros, que blogueamos, tuiteamos e interactuamos en la red puede mantener.


En este cibermundo donde se democratizan los contenidos, las conversaciones, el saber, el debate y el conocer, ¿por qué hay ciertos divos/as de este mundillo?

Ocurre que lees los blogs de gente que te interesa, que pueden ser más o menos divos/as, y enhorabuena, porque para ello han trabajado duro escribiendo buenos posts (cosa que, doy fe, es difícil de hacer día a día). Bien, pues comentas sobre lo que escriben, les añades a tu blogroll, y ¿qué obtienes? Indiferencia. Hombre, no quiero que me lleves de congreso, pero si escribes algo, ¿tendrás ganas de conversar, no? ¿O es simplemente para que lo leamos y firmemos, y veas que tienes tropecientos comentarios y tu ego-bloguismo aumente?


Ocurre lo mismo con Twitter. Sigues a gente que micro-postea cosas que te pueden interesar. Un follow, un retweet, un mention... E indiferencia de nuevo.

Amor con amor se paga, viene a decir todo lo contrario de lo que estoy contando. Siempre está bien, aunque sea sólo por cortesía, devolver un mention o retweet, o responder con un "gracias" ante un comentario en el blog. Con todo esto no quiero decir que todas las personas hagan esto, pero sí es cierto que algunas sí.

Y yo que pensaba que gracias a Internet habíamos abierto un espacio donde daba igual quién fueras y todos podíamos opinar y construir un rico debate sobre algunas materias...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu comentario.
En breve podrás verlo publicado.